En 1538, los compañeros de París, con Ignacio de Loyola como inspirador, se dieron cuenta de que su plan de ir a Tierra Santa no era factible. En las deliberaciones de Roma decidieron ponerse al servicio de las misiones que el Papa les encomendara. Al año siguiente, Ignacio presentó un proyecto de constitución para su grupo. El Papa Pablo III lo aceptó verbalmente, pero no fue hasta varios meses después, el 27 de septiembre de 1540, cuando promulgó la bula Regimini Militantis Ecclesiae, que reconocía a la Compañía de Jesús como orden religiosa. |